martes, 23 de agosto de 2011

A vueltas ... ¿en equilibrio?



Llega el momento. Los invernaderos tienen los cerramientos repasados para que se cuelen las menores moscas posibles.

Las visitas se suceden al semillero y los Nesidiocoris ya andan creciéndo y multiplicandose en las plantas de tomate cherry. Me ha sorprendido gratamente el ritmos de crecimiento y la distancia de entrenudos. Espero que la diferenciación del primer ramo sea ya una realidad.











Este año vamos a "tirar la casa por la ventana" al diseñar la rotación sólo con tomate, si bien tenemos claro que el grupo varietal es el que mejor se adapta al manejo ecológico. La producción es baja en comparación con otros grupos y en consecuencia, la demanda de nutrientes se adapta mejor a nuestro manejo.

Tres variedades constituyen la alternativa esta campaña, en redondo Creativo (tolerante a Mi), y en pera Santawest (Tolerante a Mi)y un número de Nunhems mas tolerante al frío.


Este verano se han realizado los siguientes tratamientos:
1) Compostaje insitu con restos de tomate (x2) y sandía: triple dósis
2) No se realizan aportes ni desinfección
3) Solarización
4) Biodesinfección con calabacín, sandía y restos de tomate (2x) y calabacín semicompostados del invierno: quintuple dósis
6) Compostaje insitu con restos de tomate aportados interlinea, bajo los puntos de goteo, en la mitad del invernadero: doble dósis







Puesto que los invernaderos 3, 4 y 5 presentan daños en el 20% de la superficie con indices superiores a 8 al final el cultivo se procede a emplear las variedades tolerantes a Mi en esos, aunque los tabacos empleados en los test de hospedadores indican la presencia de M javanica. Por tanto, alguna planta de las bandas o bajo los puntos de goteo se enfermará.

Entre las sopresas semanales, los tabacos del inv2 y las sandías del inv1 sin moscas blancas, aunque las batatas del inv3 tuve que podarlas hace unos días.








viernes, 19 de agosto de 2011

Propuesta de un sistema de manejo de nematodos en los enarenados



Los problemas fitonematológicos en los enarenados de Almería se centran en los nematodos formadores de nódulos del género Meloidogyne, fundamentalmente las especies M. incognita y  M. javanica, así como alguna referencia a M. arenaria. Por ello, conociendo los requerimientos agro ecológicos de Meloidogyne se propone el siguiente sistema de manejo, integrando todas las medidas de control disponibles, partiendo de la premisa de que ninguna de las medidas de control de nematodos por si sola permitirá erradicar una infectación producida por estos nematodos, y sólo la integración de las técnicas resultará el control.

El manejo agronómico integrado, realizado con criterios ecológicos, nos permite establecer las medidas de prevención y cuantificación del riesgo potencial, para poder seleccionar unas medidas de control eficaces. Una vez declarada la infectación el primer objetivo será reducir las poblaciones de Meloidogyne. La biodesinfección, la solarización, el laboreo, el barbecho y el empleo de plantas trampa y antagonistas constituyen las principales técnicas de control de nematodos fitoparásitos, que permitan la germinación o enraizamiento de cualquier especie vegetal sensible. El empleo de variedades resistentes o injertos y plantas no hospedadoras (como el pimiento para M. javanica) facilitan este objetivo bien por no desarrollar la infección, bien por permitir otra estrategia en el manejo del agua y nutrientes. Esta a su vez puede ser apoyada mediante la inoculación o presencia de organismos endositos, micorrizas y rizobacterias cuyos efectos, se encuentran ligados a la mejora de la nutrición de la planta. La materia orgánica (estiércol, compost y vermicompost) permite recuperar la actividad biológica. La gestión de las técnicas de cultivo y de sus ciclos constituye el aspecto más destacado del manejo agronómico cuyo objetivo es reducir el número de generaciones que se pueden desarrollar sobre el cultivo.

Las orientaciones principales a desarrollar, integrando el máximo número de ellas sin comprometer la rentabilidad, se dirigen a:
  • identificar las posibles entradas de Meloidogyne en la finca
    • suelo
    • aperos
    • material vegetal
    • arvenses perennes (juncia, grama, corregüela)
    • setos
  • establecer el nivel de incidencia e identificar las causas del incremento de los daños
    • perdida de funcionalidad del enarenado
    • manejo del agua
    • laboreo
    • manejo de los restos de cultivo
    • aparición de virulencia
    • acolchados plásticos
    • manejo de la temperatura del invernadero
  • establecer las medidas preventivas
    • arranque de las plantas afectadas (planta trampa)
    • cubiertas y acolchados
    • manejo del agua
    • manejo de la nutrición
  • diseño del sistema de cultivo con el objeto de establecer las medidas de control
    • manejo de las rotaciones (cultivos trampa y cultivos antagonistas)
    • biodesinfección o solarización
    • genes de resistencia e injerto (previo estudio de la virulencia)

Para ello se establecen los factores críticos que limitan las principales orientaciones.

Establecimiento de las medidas sanitarias pertinentes en lo referente al uso de semillas, plantas, agua de riego, tierra, manejo de restos infectados y maquinaria libre de patógenos que evitarían la entrada y dispersión de los nematodos. Las semillas presentan especial interés en agricultura ecológica donde el poli cultivo es una práctica recomendada. El empleo de tubérculos, como las  patatas de siembra introducidas de Israel constituyen una fuente de entrada de M. javanica (MBTOC, 2007). Las plantas procedentes de semilleros y viveros destinadas a la producción y formación de setos constituyen una vía de entrada de difícil detección. En caso de sospecha de que pudiera tratarse de material infestado bastará con remitirlo al laboratorio de sanidad vegetal o cultivarlo en una maceta con sustrato inerte y colocarlo a 25 ºC con el fin de poder cuantificar el índice de nodulación y la gravedad de la infestación. En cualquier caso es imprescindible la eliminación del material vegetal infestado a la mayor brevedad posible. El agua de riego constituye una vía de entrada de Meloidogyne. La presencia de plantas arvenses susceptibles, higueras, viñas en las canalizaciones de agua o las redes de recogida de pluviales o sus proximidades, y que discurren abiertas no sólo diseminan sus semillas, sino también los huevos y juveniles de segundo estadio en presencia de agua libre. La capa de tierra aportada empleada en los enarenados constituye una fuente potencial de riesgo, basta evaluar la presencia de plantas noduladas entre la flora arvense de la zona. Los útiles y maquinaria constituyen el modo de entrada y dispersión más importante en producción integrada y agricultura ecológica, debido principalmente a las características propias del sistema, en el se requiere la incorporación en los 20 primeros centímetros de suelo la materia orgánica. Debido al limitado grado de mecanización del campo almeriense (Valera et al., 1999; Sánchez et al. 2001) es común que los de aperos y maquinaria realicen labores en diferentes fincas con enarenados contaminados y no se encuentren convenientemente limpios y flameados. Por tanto conviene establecer las medidas de profilaxis en el manejo de aperos, haciéndolas extensibles a las herramientas de mano (azadas y barras aholladoras) especialmente en las épocas frías, en las que los nematodos se desplazan a la capa superior del suelo por su carácter termófilo.

Biodesinfección de suelos: biofumigación, biosolarización. Permite el  control de nematodos en todas las capas del enarenado. La biofumigación y la biosolarización emplean la producción de sustancias volátiles para regular las poblaciones de nematodos fitopatógenos. Su acción se extiende por todo el perfil, dependiendo de las condiciones de compactación y del tipo de sellado (capa de materia orgánica o plástico). La biodesinfección no presenta limitaciones en cuanto a la utilización de materias orgánicas, puesto que todas pueden actuar como biofumigantes como hemos podido comprobar, para ello basta con que tengan una relación C/N entre 8 y 20 (Bello et al., 2003), sus principales limitaciones residen en el manejo de las mismas, la dosis y método de aplicación. Todos los restos de cultivo frescos de hortícolas tienen efecto biofumigante (Bello et al.,  2003; Piedrabuena et al., 2006) aunque conviene establecer su dosis óptima y sus condiciones de manejo con el fin de corregir los posibles problemas que pudieran derivar de su empleo, procediendo al ajuste de los ciclos de cultivo y a su distribución espacial. En el enarenado, la necesidad de manejar la capa de arena de un modo más intenso y la mezcla de los mismos en el suelo encarece la incorporación de los restos vegetales si bien, el empleo de rafias biodegradables pudiera limitar el coste de eliminación de las rafias plásticas en cultivos entutorados y el triturado de los restos de cultivo en fresco facilitar su manejo en el interior del invernadero.

Los efectos de esta técnica en el suelo inciden directamente sobre la actividad microbiana y la fertilidad del suelo, y posibilita el desarrollo de organismos de control biológico de nematodos de forma natural. La biodesinfección integra los conceptos biofumigación y biosolarización, en los que la incorporación de materia orgánica, combinada o no con calor (biosolarización), permite a los sistemas agrarios cerrar sus ciclos de nutrientes de un modo eficaz desde el punto de vista sanitario, y resolver los problemas creados por los restos de cosecha y de la agroindustria.

La activación de la biodesinfección en el sistema enarenado reside en el manejo del agua y la contención de los gases procedentes de la descomposición. Para ello, se cubre el suelo con plástico y regando a continuación hasta saturación. En cualquier caso la distribución de materia orgánica ha de hacerse lo más uniforme posible. La eficacia de la utilización de los materiales orgánicos en el control de nematodos fitopatógenos depende de su composición química y de las propiedades físicas del suelo, y está determinada por el tipo de organismos implicados en su descomposición. Se encuentra estrechamente ligada a la producción de metabolitos con acción nematicida y a la presencia de microflora y microfauna antagonista o supresiva.

Sustratos, cubiertas o acolchados a partir de recursos locales: enarenado. El enarenado constituye debido a la funcionalidad de cada una de las capas que lo forman y a su manejo un método de control (García Álvarez et al., 2004; Tello et al,  2006). Presenta tres características de vital importancia en manejo de Meloidogyne: Separa en la capa de arena los dos principales factores que permite el desarrollo epidemiológico del nematodo como son la humedad y la temperatura al mantenerse esta seca, una barrera biológica continuamente activa sobre una capa orgánica (capa de estiércol) de mineralización lenta y un suelo arcilloso (Arias et al., 1998) mezclado con estiércol que limita la movilidad de los nematodos, sobre el que se desarrollan el 70 % de las raíces. La pérdida de la funcionalidad de alguna de estas capas facilita la multiplicación de Meloidogyne. La precocidad, el control de flora arvense y la limitación de la evaporación desde la capa de arena (Sanchez-Martero y Del Olmo, 2004) obtenidas con el empleo de acolchados plásticos sobre el enarenado  permiten que la capa de arena disponga de agua de fácil aprovechamiento por la planta y el desarrollo del sistema radicular en superficie. El resultado es la intensificación de los daños por Meloidogyne derivados del incremento de la temperatura ya señalados por Ornat et al. (1999) y la textura del suelo (Arias et al., 1999) permitiendo ampliar su radio de acción. El empleo de cubiertas con paja o con los restos de poda con objeto de disminuir la temperatura en el enarenado puede ayudar a paliar los efectos. En Uruguay se ha empleado cubiertas con avena y cáscara de arroz para regular la temperatura del suelo y controlar las especies termófilas del género Meloidogyne  (De León et al., 2000). Los inconvenientes del empleo de restos de poda en hortícolas son limitados siempre que se retiren cuando no sean necesarios, evitando la putrefacción de los mismos en condiciones adversas, que por lo general no coincide con el óptimo de desarrollo de Meloidogyne. La práctica de apartar la arena en los transplantes de verano invierte la funcionalidad del enarenado en lo referente a la regulación térmica del suelo. Al retirar la capa de arena el estiércol actúa de cubierta, bajando la temperatura del suelo, aunque constituye un factor de riesgo si las poblaciones son altas y se sitúan en la parte superior de la capa de suelo. El sombreado mediante encalado o la colocación de agro textiles opacos en el exterior de las zonas criticas permite bajar la temperatura del suelo, al incidir los rayos solares directamente sobre el, y con ello ralentizar el ciclo, evitando en todo caso que se completen tres generaciones sobre el cultivo (Fig. III.18)

Uso de variedades o portainjertos resistentes. El empleo de variedades o portainjertos resistentes, con un sistema radicular muy potente, constituye una medida complementaria, aunque la multiplicación de las poblaciones con la utilización de portainjertos ha sido señalado por Verdejo-Lucas et al. (2004). En presencia de Meloidogyne la selección de virulencia es inevitable como hemos visto tanto en campo (III.2.2) como en laboratorio (III.2.1), por tanto, el manejo de la profundidad enrizamiento de los sistemas radiculares constituye uno de los factores en la prevención de la infección. A su vez, estas variedades son más vigorosas y productivas, estableciendo unos requerimientos nutricionales superiores. Conviene destacar la deficiente información que sobre las variedades resistentes tal y como se puso de manifiesto (I.5.3).

Rotación de cultivos, plantas trampa, plantas antagonistas. La rotación de cultivos aporta tres aspectos fundamentales para el control de Meloidogyne: la profundidad de enrizamiento, la duración del ciclo de cultivo y afinidad por el hospedante. Establece una diferencia funcional entre los sistemas radiculares de las especies cultivadas que requieren del manejo del riego. Las solanáceas exploran el suelo a mayor profundidad mientras que las cucurbitáceas extienden su sistema radicular en superficie. La duración del ciclo de cultivo permite el empleo de las plantas como trampa. El empleo de plantas trampa permiten eliminar la fase infectiva del suelo (J2) con la utilización de plantas susceptibles de crecimiento rápido, procediendo a su eliminación antes de que las masas de huevos se encuentren formadas (entre tres y cinco semanas). En nuestras condiciones no hay ningún trabajo en el que se empleen estas técnicas en el enarenado. La rotación con pimiento no sólo permite el control de M. javanica sino que plantea una nueva estrategia de control basada en el manejo de los hospedadores. En el Cuadro III.9. encontramos que los biotipos pimiento presentaban índices de nodulación inferiores sobre tomate sensible y resistente, a excepción del biotipo pimiento 3. Por tanto, el monocultivo selecciona a los biotipos mejor adaptados al hospedador y a las condiciones de cultivo, tal y como sucede con el aislado Tomate 1-Mi. Este hecho se repite en las poblaciones de Almería estudiadas. Las exigencias de los cultivos, su manejo y los programas de producción establecen la supresión de las rotaciones y la “especialización” de los agricultores. Las plantas antagonistas permiten forzar la eclosión de los huevos de Meloidogyne y agotar las reservas energéticas de los juveniles de segundo estadio provocando su muerte al no encontrar un huésped sensible. La rotación con especies no hospedadoras presenta gran interés en producción integrada donde se hace obligatoria entre familias y agricultura ecológica que además se rescata la utilización de abonos verdes. El maíz (Zea mays), el pasto de Sudán (Shorgum sudanense), los tagetes (Tagetes patula) presentan gran interés. Así Bello et al. (2003) recogen que la rotación con maíz incremento en un 50% la producción de tomate. Normalmente el mayor inconveniente ha venido presentando en el manejo de estas técnicas en suelos enarenados, donde tradicionalmente se ha tendido a mantener las arenas limpias y la incorporación a la capa de suelo pudiera hacerla inviable económicamente. La solución pasa por sembrar estas especies directamente sobre el suelo, retirando la capa la arena, y una vez completado su ciclo, “encamarlas” o triturarlas y colocar sobre ellas el aporte orgánico o mineral y cubrirlas con la arena.

Prácticas culturales. Las prácticas culturales constituyen un grupo de alternativas no químicas que pueden ser eficaces desde el punto de vista económico y causar el menor impacto desde el punto de vista ambiental.
Por lo general estas prácticas contemplan medidas encaminadas a:
  • evitar la entrada de patógenos (ya descritas)
  • reducir las poblaciones presentes en el suelo
    • laboreo y barbecho
    • rotación de cultivos y cultivo-trampa
  • limitar su desarrollo
    • época de siembra y transplante
    • acolchado y cultivos de cobertera
  • paliar sus efectos
    • manejo del agua
    • fertilización

La elección de la época de siembra o transplante constituye una estrategia en la reducción de daños causados por Meloidogyne, cuyo objetivo es tratar de evitar la coincidencia de la fase de establecimiento del cultivo con los periodos de máxima actividad del nematodo o de la temperatura óptima de desarrollo. M. incognita y M. javanica inician su actividad en los meses con temperaturas superiores a 15 ºC en el suelo (tardando más de dos meses en completar su ciclo de desarrollo a temperaturas entre 15 y 25 ºC), estableciéndose temperatura optima entre 27 y 33 ºC. La utilización del barbecho durante más de dos meses en verano (Ornat et al., 1999) se ha venido realizando tradicionalmente en Almería desde el establecimiento de los cultivos de otoño y primavera en la década de los 60. Al aprovechar el  final y el principio de las integrales térmicas para el cultivo de hortalizas (Rueda, 1987) se limita el número de generaciones de nematodos que se desarrollan sobre los mismos.

Manejo del agua y del riego. El manejo del agua ha sido una de las estrategias empleadas para el control de nematodos buscando: el establecimiento de condiciones de anaerobiosis por inundación, inviable en nuestras condiciones, y el control de la disponibilidad del agua en el suelo. La inundación resulta más eficaz cuanto mayor es el contenido en materia orgánica del suelo para periodos entre 6 y 12 semanas. Su efectividad se encuentra ligada a la disminución de la aireación del suelo y a la formación de productos letales para nematodos como los ácidos butíricos, propiónicos y sulfhídricos. El éxito no está asegurado debido a la entrada de los nematodos en estado de quiescencia, permaneciendo vivos en el suelo (Bello et al., 2003). El control de la disponibilidad del agua en el suelo constituye otro factor considerado clave en el control de Meloidogyne. Ornat et al. (1999) plantean como medida para contrarrestar la rotura de resistencias de las variedades mejoradas genéticamente a temperaturas superiores a 28ºC recurrir a establecer riegos cortos y frecuentes. Su importancia no radica en la disminución de la temperatura sino en la limitación del desarrollo en profundidad del sistema radicular. La localización del emisor presenta gran importancia en suelos no enarenados, donde no hay  una capa de estiércol que distribuya el agua en todo el perfil. La separación permite alejar de las raíces principales de la planta a los juveniles, y con ello, limitar los daños por ataque a las raíces principales.

Labores. El laboreo del suelo es el factor más importante en la dispersión de nematodos. Los resultados en el control pueden ser satisfactorios siempre y cuando procedamos a la erradicación vía putrefacción de las raíces infectadas antes de que las hembras estén maduras, la exposición a fuertes temperaturas o la acción directa de los rayos solares, consiguiendo reducir las poblaciones o favorecer la migración a zonas profundas. La labor de rotovator en el retranqueo favorece la migración en profundidad. Dutra y Campos (2003) combinando el laboreo con el manejo de agua en periodos estivales consiguen reducir en 14 días las poblaciones de M. incognita a menos de 20 J2 100cc-1 suelo y logran duplicar las producciones de judía (Phaseollus vulgaris). El manejo tradicional del enarenado al realizar estas labores en los meses más calidos establecía las medidas de autorregulación, realizando de modo natural la solarización de la capa de suelo. El efecto de las labores de cultivo en el control de Meloidogyne no se conoce. La poda de hojas y tallos así como el despunte de la planta modifican la absorción de agua y la distribución de fotoasimilados, pudiendo estar asociado a la aparición de fenómenos de resistencia inducida consecuencia del manejo.

Enmiendas orgánicas y compost.  El estiércol tiene gran interés en el incremento de modo natural de los agentes de control biológico, la mejora de las propiedades físicas y químicas del suelo, y su empleo como material biofumigante (Díez-Rojo et al., 2006). Se trata de una práctica habitual en los enarenados almerienses su empleo como mejorador. Su efecto biofumigante se ha demostrado en este trabajo.

Fertilización y nutrición vegetal. La resistencia de las plantas a los patógenos cuando se realiza una correcta fertilización y nutrición de la planta es conocida en agricultura. La fertilización nitrogenada puede tener efectos negativos sobre los nematodos fitoparásitos y sobre todo por su utilización en exceso, pudiendo repercutir negativamente en la capacidad de autorregulación de los suelos al reducir también los nematodos saprófagos y depredadores. También se ve reducida la simbiosis Rhizobium-leguminosa en suelos tratados con dosis altas de nitrógeno (Bello et al., 2004), así como la aparición de micorrizas.

Solarización: cucurbitáceas. La solarización es un método que por si solo no es eficaz en el control de nematodos que por acción del calor se desplazan a las capas más profundas del suelo (Escuer et al, 1994; Bello et al, 2003), presentando sólo interés en aquellos cultivos de cuyo sistema radicular crece superficial como las cucurbitáceas.

Agentes de control biológico inducidos de modo natural. Uno de los objetivos del manejo del suelo debería estar dirigido a incrementar las bacterias, hongos y otros organismos que actúan como antagonistas de los nematodos patógenos, pudiendo también producir fenómenos de resistencia inducida. Los agentes de control biológico son altamente específicos, tanto de las poblaciones de patógenos como de las condiciones ambientales (Díez-Rojo et al., 2006). Entre los agentes de control biológico Verdejo-Lucas et al. (2005) recogen  bacterias del género Pasteuria y parásitos facultativos como Pochonia chlamydosporia en una excelente descripción de su ciclo biológico pero no se establecen las técnicas de manejo en campo. Junto a la aparcición de agentes de control biológico de nematodos fitoparásitos permite el desarrollo de nematodos entomopatogenos (Steinernema carpocapsae y S. feltiae), que son claves en el control de insectos que desarrollan parte de su ciclo en el suelo. La eliminación de los restos de cultivo contaminados lo hace a su vez de los potenciales agentes de control biológico y por tanto la eliminación sistemática de los sistemas radiculares no constituye una alternativa de control.

Vapor de agua y otros métodos. Constituye el método más drástico en el control de nematodos. El primer inconveniente es el técnico. Pretender someter a la acción del vapor de agua un sistema como el enarenado, formado por capas de materiales de distinta naturaleza, sin mezclarlos supone un desafío técnico. Una vez subsanado el aspecto técnico, los efectos sobre el suelo que ocasiona la esterilización (pasteurización en el mejor de los casos) del mismo, permitirá el desarrollo de cualquier patógeno de los cultivos al realizar un vacío biológico (De Cara et al., 2004). 

viernes, 5 de agosto de 2011

¿Cuanto me cuesta la "broma"?. Haciendo numeros


¿La gestión de los restos de cultivo es viable y rentable económicamente?

La pregunta era sencilla, la respuesta no tan clara. Había que ponerse manos a la obra.

En el verano de 2006 nos pusimos a evaluar los costes de las operaciones, las cuales se realizaron a mano. En 900 m2 (perimetro de dos invernaderos de 3700 y 3800 m2):
  • se retiraron los ramales,
  • se descolgaron las plantas de sus tutores,
  • se apartó la arena,
  • se trituró a mano la planta en verde,
  • se repuso la arena y, finalmente,
  • se volvieron a colocar los ramales.

El tiempo empleado en realizar cada una de las labores fue controlado con el objetivo de expresar el coste de cada una en euros por unidad de superficie (€/m2).

El conjunto de las operaciones ascendió a 0,195€/m2, o lo que es lo mismo, 1950€/hectárea.

¿Como se amortiza la inversión en la trituradora?

Los costes de triturar manualmente ascienden a 400 €/ha. Sin considerar los costes de amortización y mantenimiento de la máquina y el tractor, así como la depreciación de la misma, una trituradora con un coste de 4000 € se amortizaría en 10 años/ha. Una finca de 10 ha la amortizaría el primer año.
¿Eso es mucho o es poco?

Puesto que las técnicas de biodesinfección de suelos es eficaz en el control de insectos, hongos, bacterias y virus, dependiendo su eficacia de la dosis de materia orgánica y su manejo, la ventaja competitiva. Suma, a los insumos que dejamos de emplear, los aumentos de rendimiento como consecuencia de la ausencia del agente causal que provoca la enfermedad y la recuperación de nutrientes (al no desechar los restos), el incremento del contenido de materia orgánica y la recuperación de la actividad microbiológica del suelo.

¿Pero, cuanto ahorro en fertilizantes?

Para hacernos una idea. Partiendo del cultivo de tomate en el que se producen unos 5000 kg/hectárea de materia seca y multiplicamos estos por 0,045, que es el contenido en nitrógeno de la materia seca (4,5%) de la hoja de tomate (ya que en 2006 no disponíamos de análisis completos de planta). El resultado: la recuperación de 233 UF de nitrógeno por hectárea.


Conviene recordar que en el manejo tradicional del enarenado se vienen empleando entre 5 y 7,5 kg de estiércol por m2. En volumen: Casi 10 litros. ¿El equivalente a una capa de 10 mm?. La bibliografía recoge desde 10 a 15 kg de estiércol por m2 y una capa de 20 mm. En Agricultura Ecológica y en ZVCN está limitado el estiércol a 170 UFN/ha, entre 20 y 40 Tm/Ha.

¿Eso es mucho o es poco?

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miércoles, 3 de agosto de 2011

Retro-ideas


¿Porqué triturar los restos en el pasillo?

El pasillo es el lugar idóneo para realizar el triturado de los restos por las razones apuntadas anteriormente.

El triturado permite disminuir el volúmen de los restos entorno al 80% en tomate y el 90% en sandia y calabacín. Reducciones de volúmen superiores se estiman para cultivos mas leñosos.

Puesto que las ideas no necesitaban más que echarse a correr, en enero de 2007 se tomó una espolvoreadora suspendida de las que se utilizaban en los parrales y se hizo "el apaño". Manteniendo el bastidor de la misma, se reforzó y se colocó sobre el eje del rotor de la turbina una cuchilla recta de cuatro aspas.

Sin duda el ingenio no era seguro (A NADIE SE LE VUELVA A OCURRIR) por dos razones: 1) los riesgos de ser alcanzado por las cuchillas en caso de que los restos fuesen engullidos rápidamente y 2) los trozos triturados eran proyectados (pudiendo alcanzar a los operadores). Además requería de un operario sobre el tractor (en caso de accidente) y del manejo de los restos triturados (para evitar la acumulación bajo la misma).

Pero lo más importante es que permitió cerrar los ciclos de nutrientes y poder aplicar los restos de cultivo conforme a las técnicas de manejo del enarenado (carillas y retranqueos), mezclando estos con estiércol (hasta 170 UF de nitrógeno orgánico por hectárea) y roca fosfórica molida (patent-pk).

El ingenio está a la sombra, justo al lado de la trituradora horizontal inversible de cuchillas.
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martes, 2 de agosto de 2011

Telarañas

Posted by PicasaLlega el momento de andar desliando las telarañas que se tejieron para poder acceder con el tractor. Un atado sencillo (dependiendo de la longitud de las rafias) cada 3 o 4 metros es suficiente para mantenerlo lejos del alcance del tractor y del cuello del tactorista. Si echamos el nudo sobre el emparrillado la seguridad es del 100%.

Las rafias, que se colocaron la campaña pasada podrán soportar un año más los cultivos. Al año próximo se retirarán tras soltar las plantas de tomate. Una vida de 2 años para un trozo de plástico, más imposible.

¿Como?.
  • Si no utilizamos clip plásticos deshaciendo la vuelta de amarre y partimos la planta por el centro. Sale de una.
  • Si empleamos clip, una tijera y corte al tallo.
Pero como todo, si esta se vuelve una practica habitual sabremos como integrar esta practica y modificar el entutorado para que se vea facilitada al final del ciclo productivo.

Las plantas se mantienen sin cortar hasta el momento de descolgarlas en verde. Si se deshidratan ganan resistencia y se complica la labor. Conviene dejar los restos amontonados tras su descuelgue. Un monton cada 8 metros cuadrados es suficiente (dos lineas pareadas y 4 metros lineales). Se empezará desde ambos lados del camino, colocando los primeros montones listos para proceder al triturado, y avanzando paralelo a este.

sábado, 30 de julio de 2011

¿Rotación de cultivos?


La importancia de la rotación de cultivos constituye el primer capitulo en muchos tratados de fitotécnia (y el primero que se olvida).

Entre los criterios que se imponen en la rotación de cultivos está el conocimiento del agrosistema desde el punto de vista sanitario con objeto de abordar el diseño con exito.